Te estoy mirando, imposible cerrar mis ojos, cuando sé, que estas ahí, sintiendo las caricias de mis palabras… que te aman…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Todo mi humo


Y fumo, un cigarro tras otro,
transformando mi estancia
en un oscura humada.

En lo que llega la noche,
baja la luz de mi salón
y escribo mas oscuro
por que ya no ilumino.

Maldito ordenador
que me lee lo que siento.

Y lo que no.

Y el cenicero lleno de colillas,
cigarros consumidos
como se consume todo y se vuelve ceniza,
Estúpida alegoría.

Ahora, en este penumbroso salón,
en este instante de olor a tabaco,
y a penas,
siento el dolor de no amarte,
y padezco el tuyo.

Quise, pero no salió,
como no me sale
beberme la compañía
de una cerveza caliente.

Ducados y cerveza…

Aún veo como me miras,
recuerdo tus abrazos consentidos,
conversaciones de mesa,
y chupitos de vodka entre manjares rusos…

Tuve que amarte, por que si no
ni mis lágrimas ni las tuyas
tienen sentido hoy…
que no puedo verte.

La piedra del mechero
un instante de luz,
la tarde sigue haciéndose noche
el capullo del cigarro
ilumina el humo,
y es hoy, la única luz aquí.

Dormiría en tu pecho una vez mas,
como dormí tantas veces,
como consolaste tantas horas
que no pasaban nunca
dormir…

Recostarías tu cabeza en el mío,
como acomodaste tantas veces,
como viste amor en el acomodo,
que no dije nunca,
sentir…

Y sigo fumando,
un cigarro tras otro,
y mis ojos lloran por el humo
disfrazando otras lágrimas de dolor.

Maldito Word en blanco,
que me ha hecho escribir…

(Yasenka)

6 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Qué gran comienzo de blog. Promete y resultan apetitosas estas palabras. Besos.

Unknown dijo...

Me alegro mucho por tí... Bienvenida al mundo del bloger!!!

Unknown dijo...

GRACIAS, ANA!!!!

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu blog y por tu estreno con ese precioso poema. Desde Raíces de Papel, te damos la bienvenida.
Juan & Javier

El Doctor dijo...

Ayer nos fumamos nuestros buenos cigarrillos
expelimos el humo de la desesperación silenciosa
de los ojos tristes
de las miradas oblicuas
de los pasos buscando algo incierto
a través de calles cansadas.
-Dame tiempo-me dijiste.
-Para conocerte-te respondí.
Reímos y reímos. Ambos ligeros en ese momento.Sí,ligero andaba yo como caminando por las nubes con bolsa a mis espaldas.Posiblemente era todo lo que tenías en este cochino mundo, pero lo justo para llenar una eternidad en un instante.

Un gran placer el haberte conocido.
Besos,mi querida Ana.

Yasenka dijo...

Gracias, gracias, gracias, graciassssssssss