EN EL OCASO
Detente, no sigas
Para.
Que después de ti, viene la noche.
Que cuando se apague la luz
Vendrá la oscuridad que me pierde.
Y deambularé a tientas
Intentando reconocerte con mis manos,
palpando cuerpos que no son el tuyo.
Besando labios sin tu sabor.
En el tiempo en que te ocultes,
se esconderá tu esencia.
Y andaré olfateando para encontrarla,
descubriendo aromas que me son ajenos.
No te vayas sol,
en esta noche sin luna en que me encuentro,
dejas al azar mi compañía;
al capricho de mi tacto,
al instinto insaciable de mi cuerpo,
y al sabor amargo de un whisky.
Tan hermoso tu ocaso.
Tan larga la noche sin ti.
Insomnios, entre brazos de los astros,
que a la luz de tu alba, pierden su brillo.
Entre rojos encuentro la belleza
de una eterna despedida.
Detente, no sigas
Para.
Que después de ti, viene la noche.
Que cuando se apague la luz
Vendrá la oscuridad que me pierde.
Y deambularé a tientas
Intentando reconocerte con mis manos,
palpando cuerpos que no son el tuyo.
Besando labios sin tu sabor.
En el tiempo en que te ocultes,
se esconderá tu esencia.
Y andaré olfateando para encontrarla,
descubriendo aromas que me son ajenos.
No te vayas sol,
en esta noche sin luna en que me encuentro,
dejas al azar mi compañía;
al capricho de mi tacto,
al instinto insaciable de mi cuerpo,
y al sabor amargo de un whisky.
Tan hermoso tu ocaso.
Tan larga la noche sin ti.
Insomnios, entre brazos de los astros,
que a la luz de tu alba, pierden su brillo.
Entre rojos encuentro la belleza
de una eterna despedida.
2 comentarios:
Una eterna despedida en una noche sin luna. Lleno de paisajes tu poema. Estupendo!
Y sin embargo a veces, es en la oscuridad donde se saborean mejor los cuerpos.
Un placer pasar por aquí, vengo recomendada por Marcos, y además compartimos aventura en Uni-versos, otro placer.
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